Una de las cosas fantásticas que tiene el mundo del vino, es que, por mucho que cates y por más bodegas y ferias que visites, siempre descubres vinos nuevos y sorprendentes. Si además te emocionan, la gratificación es doble. Eso es lo que me pasó con Jaume Giral, el vino top de Celler Ronadelles, en la DO Montsant.Conozco a Eva y Jaume, enóloga, propietarios, comerciales y caras más visibles de la bodega; y después de años de encuentros y colaboraciones, creo poder decir, que nos une una buena amistad y una estrecha relación profesional. Son gente humilde, de fácil conversación, muy trabajadora, sin grandes pretensiones pero con las ideas muy claras. Como sus vinos.
La bodega se encuentra en Cornudella de Montsant, un pequeño municipio al noreste de la comarca del Priorat (Tarragona, Catalunya) y dentro de la Denominación de Origen Montsant. Trabajan sobretodo con variedades autóctonas y las más extendidas en la zona: Garnacha y Cariñena para las tintas, y Garnacha Blanca y Macabeo para las blancas. El trabajo poco intervencionista en el viñedo, se une a algunos métodos biodinámicos que usan para la elaboración y así hacer vinos más respetuosos con el entorno.
Así, sus vinos son habituales en nuestras catas de Taca de vi, ya no solo por nuestra amistad, sino por su buena relación calidad-precio-territorio. La bodega sobretodo es conocida por su famosa línea de vinos Cap de Ruc, pero como todas las empresas, siempre tienen un as escondido en la manga para aquellos clientes que buscan algo más.
Y es que Eva y Jaume siempre te sorprenden con algo nuevo. Esta vez con un gran vino que sacia su necesidad de elaborar un top en su historial. Un vino que emociona y te transporta en medio del viñedo.
De Jaume Giral, sólo se han elaborado unas 900 botellas procedentes de sus 3 mejores parcelas en Cornudella. Diferentes exposiciones, suelos arcillo-calcáreos para la Cariñena y pizarra para la Garnacha, ambos con cepas de más de 60 años y una altitud de 600m. Son las viñas mimadas de la familia porque saben que cuidándolas bien, expresarán mejor todo lo que las rodea. Cepas que sufren por el clima riguroso, por la dureza del terreno y por su avanzada edad, factores que no permiten dar más de 1.500kg/ha. La base para una excelente materia prima.
Las variedades y parcelas se vinifican por separado en depósitos pequeños, buscando una buena extracción de color, aromas y taninos para su posterior crianza. El objetivo es elaborar un vino de guarda con un toque de perfil clásico, por eso el envejecimiento es largo: 24 meses en barricas nuevas de roble francés de 225L. y 36 meses reposando en botella antes de su salida al mercado.
El resultado es un vino que pone la piel de gallina. A pesar de ser un 2007, el color se mantiene vivo con un ribete brillante.
En nariz los aromas son cautivadoras. Penetrantes. Un aroma intensa a tierra, a hierbas mediterráneas (romero), compota de cereza con canela, a pimienta recién molida. Poco a poco se van desplegando sus matices más ocultos como un ligero toque a cacao y algo de café verde. Pura complejidad que agradece decantación.
La boca es muy Priorat. Potente pero controlado. Aterciopelado pero con nervio. Estructurado pero equilibrado con una buena acidez que le aporta cierta ligereza. Taninos muy presentes pero domados por la larga crianza. Combina a la perfección la elegancia y fruta de la Garnacha, y la estructura y frescura de la Cariñena. Se percibe que se está delante de un gran vino por su complejidad y riqueza de matices, y se adivina que tiene una larga vida por delante.
Resumiendo, en la pasada Mostra de Vins i Caves de Catalunya que cada año tiene lugar en Arc de Triomf durante las fiestas de La Mercè, tuve el privilegio de presentar Jaume Giral al lado de Eva Prim, su creadora. Los asistentes a la cata convinieron en que acababan de probar uno de los grandes vinos desconocidos del Montsant.