Mucha gente que visita la Conca de Barberà (Tarragona) sólo visita la preciosa villa amurallada de Montblanc y el Monasterio de Poblet (patrimonio de la humanidad), que ya es una buena introducción a la comarca. Pero cuánta gente se ha perdido visitando el resto de la comarca?
Es una de las zonas turísticamente más ricas que tenemos en Catalunya pero sorprendentemente, poco conocida por el gran público (afortunada o desafortunadamente según como se quiera mirar). Hoy no voy a hablar del enoturismo en esta comarca, esto me lo guardo para otro post donde haré correr ríos de tinta para descubrir este tesoro escondido.
Sólo dejo caer algunas palabras clave para abrir el apetito: Montblanc, Monasterio de Poblet, cooperativas modernistas, montañas de Poblet y Prades, decenas de pueblos con encanto rodeados de típico paisaje mediterráneo … y Trepat. Trepat? ¿Qué es esto? La Trepat es uno de los secretos enológicos mejor guardados de nuestro país.
Es una variedad de uva tinta autóctona de la Conca de Barberà y que representa el gran baluarte de las bodegas de la comarca, el hecho diferenciador y que guarda un gran potencial que poco a poco se va explotando. Hoy en día muchas regiones vinícolas intentan recuperar y potenciar sus variedades autóctonas que las diferencie de las demás para buscar la autenticidad que les abra una puerta en un mercado tan saturado.
Sin embargo, pocas zonas pueden estar tan orgullosas de tener una variedad organolépticamente tan diferenciada como la Trepat y que realmente marca distancias con muchos vinos. El único vino con que guarda más similitudes es con la reina de la Borgoña, la Pinot Noir.
Dice la leyenda que los monjes cistercienses de aquella zona francesa (conocidos por su riguroso trabajo de la viña), al fundar los monasterios de Poblet, Santes Creus y Vallbona de les Monges, trajeron con ellos las variedades que mejor sabían cultivar. La prueba está en que probando a ciegas vinos de Trepat y Pinot Noir, en muchos casos cueste realmente decir cuál es cuál. Lo que reafirma la calidad y futuro prometedor de la variedad autóctona de la Conca.
Es una uva de piel muy fina que produce vinos de capa media-baja (poca coloración), pero lo interesante se encuentra en la nariz y la boca. Da unos aromas muy marcados por las especias (pimienta, clavo, laurel, canela), por hierbas de bosque mediterráneo (tomillo, romero) y de fondo unas frutillas silvestres rojas (frambuesas, arándanos). En boca es un vino ligero, de poco peso pero muy bien estructurado y sabroso.
Tiene un paso ágil pero el final es largo y da ese placer de haber tomado una “infusión” de especias y hierbas aromáticas. En el caso de los Trepats tintos, todo esto se puede ver mejorado con una corta crianza en barrica. Como comento, es una variedad de piel fina que da poco color al vino.
Esto ha hecho que históricamente haya sido una variedad usada básicamente para elaborar vinos y cavas rosados. No es hasta la añada 2004 que la Bodega Carles Andreu se aventura a sacar el primer vino tinto de Trepat. Era una apuesta arriesgada ya que nunca antes se había intentado y salía en un momento donde el mercado pedía vinos contundentes, con peso y músculo… pero la jugada no salió mal.
Es más, creó escuela y detrás fueron saliendo otros y todos con unos estándares de calidad muy altos y que poco a poco se han ido haciendo hueco en el mercado. Algunas recomendaciones: Tintos Rosado Cava – Carles Andreu Trepat – Carlania – Carles Andreu rosado barrica – Gatzara – Josep Foraster Trepat – Molí dels Capellans Os animo a que conozcáis la Conca más a fondo, dejándoos perder por sus carreteras y descubriendo sus fabulosas bodegas y vinos. Hasta el próximo post! Salud!