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7 pasos para degustar el vino como un profesional

cata de vinos

El vino es una invitación a viajar sin moverse del sitio: nos habla del territorio, de quienes lo elaboran y de las historias que lo rodean. Degustarlo como un profesional no es cuestión de memorizar tecnicismos, sino de aprender a observar, oler y probar con atención.

En Taca de Vi llevamos años organizando catas y experiencias enológicas para empresas y grupos privados en Barcelona, Madrid, Bilbao, Priorat, Penedès y allí donde el cliente nos lo pida. Nuestro objetivo siempre es el mismo: acercar la cultura del vino de una forma profesional, amena y cercana.

Hoy compartimos contigo una guía sencilla en 7 pasos que te ayudará a disfrutar de cada copa con más intensidad.

1. Escoge bien la copa

La primera herramienta para disfrutar de un vino como se merece es la copa. Puede parecer un simple recipiente, pero en realidad es el escenario donde el vino se expresa. El mismo vino servido en una copa de cristal fino y amplia puede resultar elegante y aromático, mientras que en una copa pequeña o de cristal grueso puede parecer apagado, sin vida. La forma, el tamaño y el grosor del cristal cambian por completo la percepción.

Muchas veces, en nuestros eventos, los asistentes se sorprenden al comprobar cómo un mismo vino cambia radicalmente según dónde se sirve. Un tinto en una copa demasiado estrecha pierde intensidad, mientras que un blanco servido en una copa demasiado grande puede perder frescura demasiado rápido.

Las recomendaciones básicas son:

  • Tintos: copas amplias, de boca ancha, que permitan al vino oxigenarse y liberar sus aromas complejos.

  • Blancos y rosados: copas más estilizadas, que mantienen la temperatura y concentran la frescura.

  • Espumosos: copas tipo flauta o tulipa, diseñadas para realzar las burbujas y guiar los aromas hacia la nariz.

La elección de la copa también tiene un componente emocional y de protocolo. En un evento corporativo, las copas uniformes y elegantes transmiten profesionalidad y cuidado por el detalle. En una cata privada, disponer de diferentes tipos de copas permite jugar con comparaciones y descubrir en directo cómo cambia un vino según se sirva en una u otra.

En definitiva, la copa no es un accesorio cualquiera: es el primer paso para degustar como un profesional. Escogerla bien es darle al vino la oportunidad de mostrarse en todo su esplendor.

2. Observa el color

Antes de beber, mira el vino. Su tono revela mucho sobre su edad y evolución:

  • Tintos jóvenes → tonos violáceos.

  • Tintos con crianza → rubí o granates.

  • Blancos jóvenes → amarillo pálido, reflejos verdosos.

  • Blancos envejecidos → dorados o ámbar.

Inclinar la copa sobre un fondo blanco te permitirá ver mejor la limpidez y la intensidad. Observar es como abrir la primera página de un libro: ya sabes qué historia viene detrás.

copas de vino tinto brindando

3. Agita y huele

El vino necesita aire para expresarse. Al girar suavemente la copa, se despierta y comienza a contar su historia. Es entonces cuando entramos en la fase olfativa, quizá la más evocadora de todas. Un buen vino no solo se bebe: se huele, se interpreta y se recuerda.

Los aromas pueden clasificarse en tres grandes grupos:

  • Primarios, los que vienen directamente de la uva: frutas rojas en un tinto joven, notas cítricas en un blanco fresco, recuerdos florales o herbáceos que evocan el viñedo en primavera.

  • Secundarios, los que aparecen durante la fermentación: el pan recién hecho, un toque lácteo, la sensación de levadura en los espumosos.

  • Terciarios, los más complejos, fruto de la crianza: cacao, café, tabaco, cuero, especias dulces o ahumados sutiles que solo se revelan con el tiempo.

En nuestras catas privadas con sumiller solemos comparar estos aromas con experiencias cotidianas, para que cualquiera pueda identificarlos. Porque el vino no es un examen: es memoria olfativa.

4. El primer sorbo

Ese instante inicial, el llamado “ataque”, es la primera impresión en boca. Puede ser fresco, dulce, ácido, potente o ligero. La clave está en no tragar de golpe, sino dejar que el vino recorra la boca lentamente.

En los eventos corporativos con vino que organizamos, este momento suele romper el hielo: cada persona percibe sensaciones distintas y la conversación fluye de forma natural.

5. Cuerpo y textura

No todo se mide por el aroma o el sabor: también importa cómo se siente el vino físicamente en la boca. Es lo que llamamos el cuerpo, esa sensación de peso y volumen que nos envuelve al degustarlo.

  • Los vinos ligeros son frescos y fáciles de beber, ideales para un aperitivo o una comida ligera.

  • Los vinos de cuerpo medio suelen ser equilibrados y versátiles, los que más gustan en la mesa porque acompañan con naturalidad a distintos platos.

  • Los vinos con mucho cuerpo son intensos, estructurados, con taninos marcados que llenan la boca y piden atención.

A esto se suma la textura: un vino puede ser sedoso como un terciopelo, cremoso como una salsa bien ligada o áspero como un fruto seco. Estos matices, que al principio parecen difíciles de reconocer, se descubren con la práctica y generan auténticas sorpresas.

6. El final que queda

Un buen vino no termina al tragarlo, sino en el recuerdo que deja. Si dura más de unos segundos, hablamos de persistencia. Y si los aromas vuelven al exhalar, estamos ante el retrogusto. Es en este eco donde muchos vinos revelan su complejidad.

Este paso es de los más emocionantes en las rutas enológicas por el Priorat y el Penedès, donde después de visitar una bodega y catar sus vinos, los asistentes entienden de verdad la magia de la persistencia.

camarero sirviendo vino en un evento

7. Compartir lo que sientes

La cata se completa cuando pones en palabras lo que has percibido. Degustar vino no es un acto individual, sino un diálogo. Al compartir sensaciones, descubrimos matices que solos pasarían desapercibidos.

En Taca de Vi defendemos que el vino es conexión. Por eso, más que lecciones técnicas, nuestras experiencias son espacios de encuentro donde aprender, disfrutar y brindar juntos.

Degustar vino con Taca de Vi

Estos siete pasos son un primer acercamiento para disfrutar el vino con mirada profesional. Pero si quieres llevarlo más allá, nada como hacerlo de la mano de expertos.

En Taca de Vi diseñamos experiencias a medida:

Allí donde quieras disfrutar del vino, nos desplazamos para convertir cada copa en una experiencia única.

Degustar vino como un profesional no es solo técnica, sino actitud: observar, escuchar lo que la copa dice y compartirlo con otros. Los pasos que hemos descrito son la base, pero lo que realmente marca la diferencia es el contexto y la compañía.

Y eso es lo que buscamos en Taca de Vi: que cada experiencia, ya sea para un equipo de trabajo o un grupo de amigos, deje huella más allá del brindis.

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